Conoce en este artículo las principales conclusiones de las negociaciones de la COP27
CONTRIBUCIONES DETERMINADAS A NIVEL NACIONAL (NDC)
Una de las metas establecidas en el Acuerdo de París, es la de limitar el incremento de la temperatura en 1,5°C para finales de este siglo. Los países, deben presentar sus Contribuciones Determinadas a nivel Nacional (NDC); documentos en los cuales definen sus metas de reducción de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y de adaptación al cambio climático, al año 2030, y deben informar también las acciones que llevarán a cabo para cumplirlas. Además, deben presentar una estrategia a largo plazo para lograr la descarbonización al año 2050. Estas NDC tienen que ser revisadas y actualizadas en relación a los reportes que va publicando el Panel lntergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC). El IPCC realiza estudios sobre los efectos que habrá en el planeta en caso de no cumplir con la meta de 1,5°C, así como también sobre qué tan alineados están los compromisos presentados en las NDCs con este objetivo, y establece también metas de reducción de emisiones necesarias para lograr limitar e incremento de temperatura. El último documento presentado por el IPCC indica que precisamos reducir las emisiones GEI en un 43 % para el año 2030 (utilizando al año 2019 como referencia) y lograr la carbono neutralidad al año 2050 para evitar consecuencias catastróficas.
Tomando en cuenta las NDCs presentadas hasta el momento, estamos encaminados a incrementar la temperatura en 2,5 °C para finales de siglo.
En la cumbre de Glasgow del año pasado, todos los países acordaron revisar y reforzar sus planes climáticos, sin embargo, solamente 24 países lo han hecho. De acuerdo con el reporte de Naciones Unidas “Nationally determined contributions under the Paris Agreement Synthesis report by the secretariat”, en el cual se analizan las NDC presentadas hasta el momento, y las revisadas desde la COP26, se informa lo siguiente:
-El total de las emisiones GEI (sin considerar uso de la tierra, cambio de uso de la tierra y selvicultura) estimada para el año 2025 es de 53.4 GI CO2 eq y de 52.4 Gt CO2 eq para el año 2030.
-En 2025 las emisiones GEI serán 53.7% más altas que en 1990, 12.6% más altas que en 2010 y 1.6% más altas que en 2019.
-En 2030 las emisiones GEI serán 50.8% más altas que en 1990, 10.6% más altas que en 2010, 0.3% más bajas que en 2019 y 1.9% más bajas que en 2025, indicando la posibilidad de lograr el pico de emisiones GEI globales antes del 2030.
Si bien se informa que con los compromisos actuales se reducirán las emisiones en un 0,3 % para el año 2030 (en comparación con los niveles de 2019), lo cual es una mejora en relación al informe de síntesis del año pasado -el cual mostraba que las emisiones proyectadas seguirían aumentando después de 2030-, todavía no se alcanza la rápida tendencia a la baja que la ciencia considera necesaria en esta década.
De todas maneras, resulta alentadora la identificación en el informe de la inclusión de temáticas como Género, Poblaciones Originarias, Océanos y Tecnología en gran cantidad de NDCs:
-75% de las NDC contienen información relacionada con Género.
-29% de las NDC destacan la importancia del rol que juegan los gobiernos locales, y la necesidad de considerar los derechos de las comunidades indígenas.
-40% de las NDC están incluyendo acciones basadas en los océanos.
-44% de las NDC contienen estimaciones cuantitativas sobre el apoyo financiero externo que precisan para su implementación.
-58% de las NCD resaltan la necesidad del uso de tecnologías para cumplir sus compromisos.
-74% de las NDC identifican el fortalecimiento de capacidades como prerrequisito para implementar las acciones.
Con respecto a las estrategias a largo plazo; también llamadas LT-LEDS; para lograr la carbono neutralidad al año 2050, de acuerdo con el documento “LT-LEDS Synthesis Report" de Naciones Unidas, hasta el momento sólo 62 de las Partes del Acuerdo de París las han publicado. El informe indica que las emisiones de gases de efecto invernadero de estos países podrían ser aproximadamente un 68 % más bajas en 2050 que en 2019, si todas las estrategias a largo plazo se aplican plenamente a tiempo.
Los compromisos actuales representan los siguientes datos con respecto al año 2019:
-68% de las emisiones GEI globales
-83 % del PIB mundial
-47 % de la población mundial
-69 % del consumo total de energía
De acuerdo con lo calculado sobre la base de los niveles de emisión de GEI proyectados para 2030 y 2050 de las Partes que comunicaron LT-LEDS, y aquellas que no comunicaron LT-LEDS pero proporcionaron información cuantificable sobre sus visiones, estrategias y objetivos de mitigación a largo plazo en sus NDC más recientes, la tasa de reducción de emisiones promedio por año entre 2019 y 2030 para este grupo de Partes es de 0,2 Gt CO2 eq, lo que equivale al 0,6 % de las emisiones de esas Partes en 2019. La tasa de reducción de emisiones promedio por año para este grupo de Partes entre 2030 y 2050 se estima en 1,1 Gt CO2 eq, lo que equivale al 2,9 % de las emisiones de esas Partes en 2019.
Si bien las estadísticas demuestran que el mundo está aspirando hacia las emisiones netas cero, el informe señala también que muchos de los objetivos de reducción planteados en estas estrategias siguen siendo inciertos y posponen al futuro acciones críticas que deben llevarse a cabo de manera urgente para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París.
Una de las conclusiones de la COP27 de este año, fue reafirmar el compromiso de limitar el aumento de la temperatura mundial a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales. Para esto, se pidió a los gobiernos que revisen y refuercen los objetivos de 2030 en sus planes climáticos nacionales para finales de 2023.
Además, a raíz de la conferencia y ante la necesidad urgente de una mayor ambición climática, y de que los países avancen en sus compromisos por recortar las emisiones de GEI, NDC Partnership lanzó un programa para apoyar a los miembros de los países en desarrollo a través de dos frentes interconectados: preparar, actualizar y refinar las LT-LEDS, y mejorar la calidad y aumentar la ambición de sus NDC. Actualmente, el programa se está ejecutando a modo de prueba en tres países, Jordania, San Vicente y Camboya.
FINANCIAMIENTO CLIMÁTICO
Otra de las metas del Acuerdo de París, es que los países desarrollados brinden apoyo financiero a los países en vías de desarrollo para que puedan implementar su acción climática, promoviendo el cumplimiento del compromiso de movilizar un monto de USD100 mil millones anuales destinado a los países más vulnerables hasta el año 2025. Se definió un Comité Permanente de Financiación (SCF por sus siglas en inglés) para realizar reportes y comunicados sobre el estado de implementación de este fondo. En la COP26 en Glasgow se solicitó al SCF que elabore un informe en 2022 sobre el progreso hacia el logro del objetivo de movilizar el monto anual mencionado, además de que realicen un Plan de Cumplimiento con el Financiamiento Climático.
Ambos documentos fueron realizados, lo cual es positivo para enmarcar una ruta más clara hacia el financiamiento deseado, además de fomentar la transparencia de la información.
Los reportes se basaron en las estimaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). En los siguientes ítems se presenta la última información brindada por este organismo en su nota “Declaración del Secretario General de la OCDE sobre Tendencias del financiamiento climótico para 2020”:
El financiamiento climático proporcionado y movilizado por los países desarrollados para la acción por el clima en los países en desarrollo, ascendió a USD 83.3 mil millones en 2020.
-Esto representa un aumento adicional de 4% a partir de 2019 y es posterior a un incremento de 1% registrado entre 2018 y 2019. Sin embargo, no fue suficiente para cumplir con el objetivo de movilizar USD 100 mil millones al año hacia los países en desarrollo para 2020.
-El aumento del financiamiento climático en 2020 se debió principalmente al incremento en los flujos financieros públicos.
La mayor parte del financiamiento climático otorgado en 2020 se dirigió a medidas de mitigación del cambio climático, pero el financiamiento proporcionado para medidas de adaptación siguió en aumento y representó un tercio del total.
El financiamiento para mitigación se centró principalmente en actividades de energía y transporte, en tanto que el financiamiento para adaptación se centró en actividades de suministro de agua y saneamiento, así como en la agricultura, la silvicultura y la pesca.
En los “OECD scenarios” publicados en octubre de 2021 se mostró que, si todos los compromisos planteados por proveedores bilaterales y multilaterales hasta 2025 se cumplen, el nivel de USD 100 mil millones se alcanzaría en 2023 y se excedería en el periodo hasta 2025.
Para complementar con la contextualización sobre la implementación del monto en cuestión, a continuación se presentan datos obtenidos del artículo “Crisis climática: LATINDADD ante las reuniones y resultados de la COP27” de LATINDADD:
-Se reconoce que será necesario invertir USD 4 billones al año en energías renovables hasta 2030 para poder alcanzar cero emisiones netas en 2050 y que, se espera que la transformación a una economía baja en carbono requiera una inversión de al menos USD 4-6 billones por año.
-Se reconoce que, para ello, será necesario realizar una transformación del sistema financiero y sus estructuras y procesos, involucrando a gobiernos, bancos centrales, bancos comerciales, inversionistas institucionales y otros actores financieros.
-Se resalta que existe una brecha creciente entre las necesidades de los países en desarrollo en particular debido a los crecientes impactos de la crisis climática y el aumento en los niveles de endeudamiento, destacando que tales necesidades se estiman actualmente en USD 5.8—5.9 billones para el período previo a 2030, por lo que los montos vinculados a los actuales compromisos de movilización de financiamiento climático (USD 100.000 millones anuales) quedan bastante cortos e insuficientes, y deben aumentar.
Ante este escenario, las acciones más relevantes tomadas en la COP27 al respecto fueron, por un lado, la definición de una Nueva Meta Global de financiamiento Colectiva Cuantificada (NCQG por sus siglas en inglés), que deberá acordarse en 2024 para empezar a regir a partir de 2025, teniendo en cuenta las necesidades y prioridades de los países en desarrollo.
Por otro lado, se hizo un llamado a reformar el rol de la banca multilateral de desarrollo (BUD) y el sistema financiero internacional para que se alineen con las metas de financiamiento fijadas, aumenten su grado de apoyo, mejoren los canales operativos, canales e instrumentos disponibles para acceder a financiamiento, y que simplifiquen los procesos para acceder al apoyo financiero.
Con respecto al financiamiento direccionado para la adaptación al cambio climático, de acuerdo con los datos obtenidos del reporte “UNEP’s Adaptation Gap Report 2022: Too Little, Too Slow — Climate adaptation failure puts world at risk” los flujos de financiación de la adaptación internacional a los países en desarrollo son de 5 a 10 veces inferiores a las necesidades estimadas y la brecha se sigue ampliando. Las necesidades de adaptación anuales estimadas son de USD 160 000 a USD 340 000 millones para 2030 y de USD 315 000 a USD 565 000 millones para 2050.
En la COP27, los gobiernos acordaron la forma de avanzar en el Objetivo Mundial de Adaptación, que concluirá en la COP28 y servirá de base para la primera Evaluación Global. Además, se hicieron nuevas promesas de contribuciones, por un total de más deUSD 230 millones, al Fondo de Adaptación y se pidió al SCF que elabore un informe sobre la duplicación de la financiación de la adaptación para su consideración en la COP28 el año próximo.
Otra medida a destacar de la última conferencia, es que se llegó a un acuerdo decisivo para proporcionar financiación por "pérdidas y daños" a los países vulnerables duramente afectados por los desastres climáticos.
De todas maneras, no se ha definido el proceso para la financiación, los donantes, los beneficiarios y los criterios para la selección de proyectos que podrán acogerse al mismo. Para abordar estos temas, se contempla la creación de un comité de transición que tendrá que tomar presentar definiciones antes de la COP28. Se espera que la primera reunión del comité de transición tenga lugar antes de finales de marzo de 2023.
En cuanto al financiamiento para la gestión forestal sostenible, en la COP27 se anunció que de los USD 12 000 millones comprometidos en Glasgow para proteger y restaurar los bosques durante el período 2021-2025, ya se han gastado USD 2 670 millones, y que los donantes públicos y privados han comprometido otros USD 4500 millones desde la COP26.
De esta manera, se lanzó en la conferencia la Alianza de Líderes por los Bosques y el Clima (Forest and Climate Leaders’ Partnership - FCLP), cuyo objetivo es unir la acción de los gobiernos, las empresas y los líderes comunitarios con el objetivo de impulsar la acción para detener la pérdida de bosques y la degradación de la tierra al año 2030.
De acuerdo al artículo de Naciones Unidas “Líderes impulsan en la COP27 la gestión forestal sostenible”, veintisiete países, que representan más del 60 % del PIB mundial y el 33 % de los bosques del mundo, ya se han unido a la nueva alianza y se han comprometido a liderar con el ejemplo una o varias de sus áreas de acción.
Para garantizar la rendición de cuentas, el FCLP celebrará reuniones anuales y publicará un Informe de Progreso Global anual que incluirá evaluaciones independientes de los avances mundiales hacia el objetivo de 2030, así como los progresos realizados por el propio FCLP.
Por otro lado, la Comisión Global de Adaptación de la ONU informó que invertir USD800 millones en sistemas de alerta temprana en los países en desarrollo evitarían pérdidas anuales de entre USD 3 000 y USD 16 000 millones.
Ante esto, el Secretario General de la ONU presentó el Plan de Acción de la iniciativa Alertas Tempranas para Todos, con el objetivo de fomentar los conocimientos sobre los riesgos de desastre, realizar observaciones y predicciones, llevar adelante actividades de preparación y respuesta y comunicar alertas tempranas.
El Plan debería cumplimentarse entre el 2023 y el 2027, y sus inversiones iniciales ascienden a unos USD 3 100 millones.
TECNOLOGÍA
Altos funcionarios de varios gobiernos, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) lanzaron un nuevo programa de trabajo de cinco años en la COP27 para promover soluciones de tecnología climática en los países en desarrollo. El mismo busca acelerar el despliegue de tecnologías transformadoras para hacer frente al cambio climático y para esto prevé las actividades que se deben implementar, incluidas hojas de ruta tecnológicas, trabajo sobre género y tecnología, tecnología y NDC y digitalización.
JUVENTUD Y ENERGÍA
Otro hecho a resaltar de la COP27 fue el protagonismo de la juventud. En este sentido, el Secretario Ejecutivo de ONU Cambio Climático pidió a los gobiernos que comiencen a escuchar las soluciones propuestas por este colectivo, y a que las consideren para la toma de decisiones y en la elaboración de políticas.
Respecto al sector energía, se anunció en la Cumbre del G20 -celebrada en paralelo a la COP27- la nueva Asociación para la Transición Energética Justa de Indonesia, la cual movilizará USD 20 000 millones en los próximos tres a cinco años para acelerar una transición energética justa.
Además, en el sector de los pabellones, hubo gran cantidad de paneles sobre eficiencia energética, varios de los cuales incluían al sector privado.
De todas maneras, el sector de Energía fue bastante delicado ya que desde Glasgow se venía fomentando fuertemente dejar de lado cuanto antes a los combustibles fósiles para la producción de energía, sin embargo, luego de un contexto de guerra Rusia- Ucrania y considerando todas sus implicancias, se alivianó el discurso con la justificación de la Seguridad energética (asegurar energía disponible para satisfacer las necesidades básicas).
CONTEXTO ARGENTINA
Argentina se presentó a la COP27 con la actualización de su Plan Nacional de Mitigación y Adaptación al Cambio Climático al año 2030 y con una estrategia a largo plazo en la que expone las intenciones para lograr la carbono neutralidad al año 2050. La meta de reducción de emisiones informada en el plan al 2030, es un 30% más ambiciosa de la que se había planteado en 2016. La misma consiste en no exceder las 349 megatoneladas de dióxido de carbono equivalente y en el plan se identifican las 250 medidas climáticas necesarias para lograría, implicando un presupuesto total de USD 185 mil millones para su implementación.
El país fue representado en la conferencia con una delegación encabezada por Cecilia Nicolini, Secretaria de Cambio Climático, Desarrollo Sostenible e Innovación de Argentina, y demostró la importancia de reunir esfuerzos de países latinoamericanos con intereses comunes en relación al cambio climático, para fortalecer la posición de la región. De esta forma, se presentó en la COP ya con la declaración de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) donde se abordó principalmente la relevancia del financiamiento climático, incluyendo el tema de la deuda y los canjes como posibles fuentes alternativas para los países deudores, y la unificación de posturas de países Latinoamericanos en las negociaciones. Además, fortaleció sus pedidos en el marco del grupo ABU (Argentina, Brasil, Uruguay).
REFLEXIONES FINALES
Un tema que fue muy reclamado y foco de la mayoría de las discusiones a lo largo de la COP27, fue la necesidad de financiamiento para la implementación de la acción climática y, si bien se han tomado definiciones acerca de la movilización de fondos, no hay claridad acerca de quiénes realizarán los aportes, bajo qué criterios, quiénes serán los beneficiarios, cómo serán los mecanismos para acceder a los mismos e implementarlos, ni sobre montos exactos y plazos concretos.
Sin embargo, fue muy positivo el requerimiento incluido en el documento final del Plan de Implementación de Sharm El Sheikh, de hacer una reforma del sistema financiero internacional para hacerlo más justo y adecuado a su finalidad, a través de la generación de un conjunto de herramientas, desde subvenciones hasta garantías e instrumentos distintos de deuda, teniendo en cuenta los actuales niveles de endeudamiento.
Otro aspecto a destacar, es la participación activa del sector privado en la conferencia. Esto fue muy notable en las ponencias de los diferentes pabellones donde se expusieron las diferentes medidas climáticas que se están llevando a cabo o planifican para el futuro cercano, así como también la forma en que lo están reportando (metodologías, plataformas de divulgación). Es necesario comenzar a integrar a todos los actores para impulsar la acción climática conjunta, definiendo medidas articuladas entre sector público y privado. Sin embargo, considerando el protagonismo que ha tomado este sector, hay que ser cuidadosos de no descuidar la participación de la sociedad civil y diferentes instituciones que representan a los distintos sectores de la población y a sus intereses y necesidades.
Finalmente, quisiera resaltar la trascendencia que tienen estas conferencias mundiales de cambio climático. No se puede negar que los últimos meses el Cambio Climático y la Conferencia de las Partes fueron el principal tema de conversación en la mayoría de los países. De hecho, la cumbre del G20 realizada en Bali paralelamente a la COP, abordó temáticas como la seguridad alimentaria y energética, el clima y la biodiversidad, la salud y la tecnología, los cuales fueron intereses comunes y complementarios entre ambas reuniones, y a partir de los cuales las tomas de decisiones se vieron fortalecidas.
A raíz de esta cumbre, se estableció el fondo para la transición energética justa, como se menciona en el subtítulo de “Energía” del presente informe. Sin embargo, aquí, desde mi punto de vista, hay un enorme desafío, ya que, por un lado, se precisa lograr una transición de la producción de energía a través de combustibles fósiles a las energías renovables. Pero, a su vez, las energías renovables requieren de grandes cantidades de recursos naturales para sus baterías (Níquel, Cobalto, Litio), y la extracción de estos recursos naturales implica el consumo de importante cantidad de energía, además de otros efectos sobre poblaciones locales. Sumado a esto, en la actualidad el recurso fósil se encuentra en diferentes países, en cambio, los recursos naturales para las energías renovables están concentrados en tan sólo algunos estados. Por lo tanto, se deben estudiar muy en profundidad los criterios a definir para que esta transición sea “justa”, y es necesario trazar una hoja de ruta clara para el posterior cumplimiento de los mismos por parte de todos los involucrados.
A esto se le debe sumar la reunión entre los presidentes de Estados Unidos y China, previa al G20, en la cual los líderes de los principales contaminantes declaran la necesidad de responsabilizarse y trabajar en temas globales urgentes que requieren de su cooperación mutua, mencionando al cambio climático y a la seguridad alimentaria. El hecho de que dos grandes potencias mundiales y rivales históricos, dejen de lado sus diferencias para reunirse y conversar sobre cambio climático, demuestra intenciones de cooperación en pos a esta lucha.
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